Here, Ana M. Fores Tamayo provides a Spanish version of her article, “Out of the Shadows in Texas.”
18 junio de 2014
Nota de los editores: Ana M. Fores Tamayo es una profesora ambulatoria en el área de Dallas-Ft. Worth, Texas, un estado bastante más extenso que California y con reglamentos educativos radicalmente diferentes. Sin embargo, siendo ambos estados fronterizos y demográficamente similares, Pamela Hanford, Directora de Publicaciones de CPFA, le pidió a Ana que nos diera su visión de la situación educativa en Texas.
(El puesto de profesora ambulatoria es comúnmente llamado adjunct en inglés.)
¿Qué tienen en común profesores ambulatorios, estudiantes indocumentados, educadores de primaria y secundaria, y el North Texas Dream Team? Aunque a primera vista sea difícil conectar estos grupos aparentemente disímiles, pido un poco de paciencia al lector, ya que me propongo revelar su mancomunidad de intereses y objetivos, tomando el ejemplo del estado donde vivo: Texas. Estas características compartidas tienen mucho que ver con nuestras vulnerabilidades y, a la vez, fortalezas innatas.
Vivo en Texas, un territorio vasto y plano, de clima extremo, como su posición en el espectro político estadounidense. El estado se encuentra sin alma común, gobernado por gente hostil a profesores ambulatorios y educadores de todos los niveles, de quienes todos hablan y a quienes nadie escucha.
En Texas, nosotros —los profesores ambulatorios— creemos estar solos, inaccesibles, ser demasiado diferentes, con preocupaciones no compartidas por nadie más. Y sí, probablemente estamos hasta cierto punto definidos por esas características: tenemos esos problemas y, seguramente, muchos más. Una de las dificultades que encontramos en Texas, debido a ser un estado donde la ley establece el “derecho a trabajar sin sindicato” — Right to Work State, paradójicamente llamado en inglés — es que los profesores ambulatorios se sienten enclaustrados y asustados. Estamos en todas partes, pero vivimos en las sombras y escondidos, muy parecidos a los estudiantes indocumentados —los soñadores, The DREAMers (DREAM es el acrónimo de un proyecto de ley por el que han estado luchando: Development, Relief, and Education for Alien Minors). Pero ahora muchos de estos DREAMers ya son DACAmentados, y están tratando de ir a la universidad o de encontrar trabajo y seguir adelante con su vida en este país: contra todo pronóstico y orgullosos de su nueva condición, debido a la orden ejecutiva de Obama estableciendo DACA (Deferred Action for Childhood Arrival o Acción diferida para los llegados en la Infancia).
Los profesores ambulatorios, como los DREAMers, entonces, deberían hacer lo mismo. Debemos salir de las tinieblas.
Fraude de reclutamiento en escuelas primarias y secundarias
La primera vez que me enteré de lo que les estaba sucediendo a los maestros del Distrito Escolar Independiente de Garland (GISD) —en el área de Dallas— y de su posible deportación fue en febrero, a través de una de mis amigas DREAMers, quien estaba leyendo sobre el caso: estos maestros de escuela, en EEUU con visas de H1-B, estaban siendo interrogados por las autoridades debido a irregularidades que apuntaban al mal uso del programa de visas y la contratación de profesores extranjeros por el distrito. Me interesó mucho el caso y quería participar.
De izquierda a derecha: Alfonso Casares Tafur, Bernardo Montes-Rodríguez, Elizabeth Niño de Rivera y Francisco Javier Marcano se encuentran entre los maestros contratados bajo el programa de visas H1-B de Garland ISD. Ellos supuestamente han perdido sus trabajos debido a su falso estado de residencia, y ahora enfrentan la deportación. El distrito de Garland declaró el 8 de abril que su ex director de recursos humanos aprovechó el programa de reclutamiento de H1-B para obtener ganancias financieras personales. (Evans Caglage / Dallas Noticias Personal)
Esta DREAMer en particular pertenece al comité Educación, No Deportación —END— del North Texas Dream Team, NTDT. Los voluntarios de END trabajan en casos de deportación, y sus integrantes —como los demás miembros del NTDT— son mayoritariamente jóvenes indocumentados: DREAMers. Los casos típicamente son de personas de clase trabajadora, pobres que han venido aquí para una vida mejor, pero ahora se enfrentan a la deportación. En el proceso, se han separado de sus hijos, padres, cónyuges, hermanos o hermanas que también podrían ser DREAMers. Las personas ayudadas por END, entonces, son pobres e indocumentadas, y desafían un sinfín de obstáculos en su lucha por la supervivencia dentro de un sistema que con demasiada facilidad los ignora.
Aquí, sin embargo, ocurría algo bastante diferente.
Este no era un caso normal, lo habitual que se presentaba a los DREAMers. Los maestros estaban aquí legalmente. Tenían educación. Habían sido traídos por GISD para enseñar a los niños de Garland. En el proceso, GISD había cometido errores, y ahora quería eludir su responsabilidad. Por lo tanto, estos DREAMers podrían haber puesto el caso a un lado, pero no lo hicieron. Vieron personas necesitadas y no hicieron preguntas. Decidieron ayudar a los maestros, como lo harían con cualquier otra persona necesitada.
Los DREAMers actúan
NTDT tomó medidas organizadas, mostrando pasión, compromiso y enfoque. Soraya Ronco se quedó despierta toda una noche, investigando casos similares de deportación y relatos de abuso por parte de distritos escolares que traen a personas con visas H1-B, prometiéndoles el mundo para luego decepcionarlos. Otros soñadores fueron con nosotros a conocer a los maestros para comprender su lado de la historia. Abraham Ponce, el líder nacional de END, ofreció su apoyo moral, acompañando a Bernardo Montes a una reunión la mañana siguiente en la oficina del superintendente de GISD. Montes era el maestro cuyo permiso estaba más cerca de vencerse, dentro del grupo de cinco con quienes conversamos esa noche. Iba a reunirse con el abogado del distrito y las autoridades de la escuela donde trabajaba, y nos pidió ayuda. Sabía que el distrito escolar estaba a punto de lanzarlo a él, con el resto de los maestros, a los lobos.
Las siguientes semanas fueron un remolino de actividad. Nos reunimos con el equipo de acción de los DREAMers, dirigido por Ramiro Luna, quien planeó los comunicados de prensa, no sólo para dar a luz el caso y las historias personales de estos maestros, sino también para bombardear al público con evidencias de las numerosas irregularidades en el distrito escolar de Garland. Los educadores, junto con los DREAMers, también decidieron dar una rueda de prensa el día de la reunión mensual de la junta directiva del distrito. Querían que los residentes de Garland se enteraran que este escándalo estaba afectando no sólo a los maestros, sino también a sus hijos. Los DREAMers y maestros coordinaron lo que vestirían, lo que dirían, y con quién hablarían— todos juntos, unidos.
“¡Nuestra conferencia de prensa acaba de comenzar!” El North Texas Dream Team y los maestros con visas de H1-B se reúnen durante una rueda de prensa el 25 de marzo de 2014.
Las lecciones de valor moral
Mi corazón se llenó de orgullo al observar a estos jóvenes trabajando con los maestros de Garland, pero me pregunté: ‘¿Por qué no podemos hacer lo mismo nosotros, los profesores ambulatorios?’ Nos veo siempre con miedo. Observo cómo siempre queremos hablar; sin embargo, no lo hacemos. Noto cómo nos resignamos con nuestra situación. Lo advierto todo, parada sola, diciéndoles a los DREAMers, “Nosotros estamos con ustedes, pero es complicado”.
No obstante, reconozco cómo estos jóvenes indocumentados llenan las calles con sus pancartas y sus voces, gritando “¡Sí se puede!”, mientras la ‘ley’ les quita sus derechos, mientras las universidades les cobran matrícula como si no vivieran aquí, a pesar que este es su hogar de toda la vida. Ellos gastan horas para ir a la universidad o al trabajo con el solo fin de salir adelante. Y mientras tanto, ayudan a otros cuando ellos mismos necesitan ayuda.
North Texas Dream Team de 2011
Cuando escuchaba a Marco Malagón, uno de los DREAMers originales, explicar durante una junta directiva del GISD a un auditorio lleno hasta el tope cómo maestros como estos le habían cambiado su vida — estos mismos maestros que no habían hecho nada malo: de hecho, se habían destacado en sus trabajos aún cuando la sociedad estaba lista para deportarlos— ¿cómo podría no ser conmovida?
Trabajando juntos
No sabemos qué pasará con los 200 maestros de GISD que aún no tienen visas permanentes, o con el grupo de cinco que aceptó nuestra ayuda. Esperemos que encuentren la asistencia legal para permanecer en este país, donde quieren quedarse, y que las personas responsables por su delicada situación sean llevadas a justicia.
Pero sobre todo, al pensar en los profesores ambulatorios, los DREAMers y los maestros de primaria y secundaria, quiero demostrar con este relato que tenemos algo muy real en común. No todos somos el estereotipo: solitarios, anónimos, extraños entre nosotros mismos, pero eso sí, ¡Orgullosos de Texas! Vaya orgullo, este del “estado de la estrella solitaria”… Nosotros no somos la gente que no quiere hablar, que no puede recorrer el camino, que no escucha. Entendemos que estos jóvenes tienen una pasión, y hacen las cosas porque ven que no importa quiénes somos —si somos ricos, pobres, negros, blancos, jóvenes o viejos: si necesitamos auxilio, ellos nos defenderán.
Así que también debemos estar con ellos. Después de todo, estamos en la misma situación, juntos todos.
La pasión de estos DREAMers fue muy efectiva en este caso en particular, en parte porque fueron guiados por los maestros de Garland, quienes templaron su juventud con sabiduría y dolor. Además, los maestros también trabajaron mejor, inyectados con la pasión de estos jóvenes, vigorizados por su entusiasmo.
Piensen en lo que podríamos hacer juntos, si DREAMers en todas partes —no solamente en Texas— se reunieran con nosotros. Si les pidiéramos auxilio. Como profesores ambulatorios, los necesitamos, su pasión. Y estoy segura que a ellos también les gustaría nuestro apoyo. Después de todo, muchos de ellos estudian en las universidades. Claro que les podemos ayudar con esa parte de la ecuación, la parte educativa.
Entonces, ¿por qué no conseguimos que los profesores más vulnerables enseñen a los estudiantes más vulnerables, y así construyamos la más invulnerable de las alianzas?
¡Así, seríamos imbatibles!
En sol(idaridad),
Ana M. Fores Tamayo
Adjunct Justice
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